miércoles, septiembre 27, 2006

El agente secreto y yo


El sábado, producto del aburrimiento y por la insistencia de mis amigos, fui a una discoteque ubicada en el sector poniente de Santiago, específicamente en plena ruta 68. Me cargan las discos, esa es la verdad, y sólo las puedo soportar si estoy acompañado de mi polola. Pero por ser una ocasión especial, acepté la invitación y ahí estaba, a las 12.50, listo para entrar a la Aeropuerto, living non stop.

Como era de esperarse, fue un bodrio la experiencia. Mis dos amigos estuvieron gran parte de la noche buscando mujeres para bailar y yo sentado en la barra, analizando este mundo que me era tan ajeno, cuando cinco años atrás no concebía un fin de semana sin pasar por una discoteque.

Y en eso estaba, cuando un compadre que se hizo llamar Alonso se sentó al lado mío. Me saludó y acto seguido me invitó una roncola. Para no ser descortés (y porque tenía sed y nada de dinero) le acepté la invitación. Ese fue el comienzo de una de las conversaciones más bizarras que he tenido en mi vida.

-Ya no aguanto más, tengo que contarte una cosa -me dijo este sujeto en notorio estado de ebriedad-. Yo vengo del sur, de Temuco, y todos creen que soy temporero, pero eso es sólo mi fachada.

El tipo, que debió haber tenido cerca de 30 años pero que tenía la cara más carreteada que alguien de 50, continuó con su confesión, mientros yo lo miraba perplejo.

-La verdad es que yo trabajo en un organismo de seguridad del gobierno, pero ahora ando de franco y te lo quería contar, porque estoy chato de mentirle a todo el mundo.
-¿Organismo de seguridad? -le dije yo, con una notoria cara de sorpresa- ¿Trabajas para el Ministerio del Interior, para la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), para Carabineros, para Investigaciones?
-No compadre, nada de esos. Es secreto y dependemos directamente del Presidente de la República. Yo trabajo en Temuco, pero tenemos oficinas en todas las regiones de Chile. Ahora nuestra preocupación son los anarquistas que ponen bombas, pero en estos momentos no estoy ni ahí, ya que ando de vacaciones a la fuerza.
-¿Qué te pasó?
-No te puedo decir más, pero necesitaba a alguien a quien contárselo. Ahora vamos al baño que quiero buscar algún estupefaciente... porque mi pega no es detener a los traficantes. De hecho acá en la disco he visto a hartos policías, pero sólo nos pegamos miradas ya que no me pueden saludar. Acuérdate que nadie puede saber mi identidad.

Y así, el tipo se paró en dirección al baño. Yo sin duda lo seguí, atraído por este extraño personaje que me hablaba de cosas demasiado cuerdas y demasiado incoherentes. En el baño, "Alonso" conversó con cada una de las personas que estaban en el lugar, en busca de su preciada droga. Como era de esperarse, nadie le dio nada a este ser más curado que el Che Copete y Ruperto juntos.

Salimos del baño, él con una clara cara de decepción y yo cada vez más intrigado. Fue hacia una mesa y saludó a tres mujeres y dos hombres que ahí estaban sentados. Ellos son mis primos de Santiago. Si ellos supieran en lo que trabajo de verdad se cagarían, me contó después esta versión chilena del agente 007.

Más prendido que nunca, "Alonso" fue hasta la pista de baile. Nuestra misión era ahora comprar otro vaso de ron, auspiciado por este agente de seguridad del país. Mientras caminaba detrás de él, entre la gente y la oscuridad del lugar, lo perdí de vista. Al rato me encontré con mis amigos y volvimos a la casa. Les conté la experiencia y su único comentario fue "el hueón jugoso".

Y de esa forma terminó mi vivencia con el agente secreto. ¿Será que me encontré con un tipo más loco que Robert de Niro en Taxidriver o que de verdad vi la punta del iceberg de este ultrasecreto organismo de seguridad que tiene el país?

Si bien no tengo la respuesta, me inclino por la primera opción. Al menos, hasta ahora no me han intervenido el teléfono y no he visto ningún auto que me siga... eso espero.

domingo, septiembre 24, 2006

Escéptico


Hace pocas semanas estuve en una reunión de conocidos. La idea era juntarse para conversar de diversos temas y, como a mí me encanta debatir, no dudé en asistir. Entre cerveza y cosas para picar, se tocaron los más variados asuntos, hasta que llegamos a uno que llamó especialmente mi atención: una de las presentes aseguró que el otro día había sentido un fantasma.

Y como estos prenden con agua, todos comenzaron a relatar sus experiencias paranormales. Que el otro día sentí que alguien me tocaba los pies en la cama, que en el piso de arriba se sientes ruidos extraños, que a mi amigo se le apareció su abuelita muerta y que en un sueño me habló Kurt Cobain.

Después de debatir durante toda la noche, por primera vez me callé. La verdad es que encuentro tan ridículas a las personas "espirituadas" con los fenómenos paranormales, que pienso que sencillamente no se puede debatir con ellas. Y por favor, seamos honestos, en el fondo todos sabemos que las historias de fantasmas no existen y quienes aseguran tener contacto con el más allá sólo lo creen porque su vida real es tan insignificante que tienen que inventarse realidades fantasionas.

Quizás quienes ven a los fantasmas sufren esquizofrenia y no se la han tratado, ¿por qué no?

He conversado largamente sobre este tema con diversas personas y todos me dan la misma ridícula e inverosímil explicación: existen individuos que tienen más desarrollados ciertos sentidos y les permiten ver las cosas que para nosotros, los simples mortales, son imperceptibles. ¡Por favor! Ya no estoy para que me traten como un niño chico. He dormido en camas donde personas han muerto e incluso pasé una noche completa en el Cementerio General, y nada.

En mis 24 años de existencia nunca he sentido nada "sobrenatural" y, por lo tanto, pienso firmemente que no existe otra realidad más que esta. Y si es que llegara a existir, nunca lo sabremos en este mundo. Así de simple.

Si se tratara de un tema real, ¿cómo es que ninguna ciencia seria se preocupa de este fenómeno? Y más aún, cómo es que en más de 7.000 años de historia humana nadie ha podido probar con certeza la existencia de estos seres que vagan por este mundo.

Amigos videntes, paren de preocuparse de estas banalidades y comenzemos a tomar en cuenta las cosas serias de esta vida como, por ejemplo, hacer que la plata dure hasta fin de mes o que existan niños que mueren de hambre.

miércoles, septiembre 20, 2006

Muerte del "Indio Juan": ¿Un delincuente menos o una víctima de la sociedad?


Quizás son pocas las personas que actualmente saben quien es Juan Mujica Hernández. Este hombre, de 43 años, fue uno de los delincuentes más buscados del país, por el grado de agresividad que presentaba en cada delito que perpetraba. Otro hecho llamó la atención: su inusual apodo de "El Indio Juan".

Y tal como vivió fue como murió. Cerca del mediodía de hoy estuvo involucrado en una riña de presos del penal de San Miguel. Y Mujica sacó la peor parte: una puñalada en el cuello y dos en el tórax. Heridas suficientemente profundas para darle muerte en menos de dos horas. La investigación ha arrojado preliminarmente que el crimen habría sido por un ajuste de cuentas.

"El Indio Juan", criado en la población San Gregorio de La Granja, es el ícono de la reincidencia de los delincuentes. Su primera detención fue por vagaje en las calles, cuando tenía 14 años.

De ahí para adelante Mujica no paró. Una vez tras otra caía por diferentes delitos de gravedad, tales como asaltos y amenazas. Sin embargo, nunca se le pudo acusar porque no existían testigos. Y es que quienes veían a "El Indio Juan" cometer un ilícito sabían que tenían que callar, porque Mujica no perdonaba a los soplones. Entre sus múltiples técnicas para escapar de la policía y no ser reconocido estaba incluso disfrazarse de mujer.

No fue hasta 1998 cuando Mujica realizó su primer asesinato. La víctima fue su socio de delitos, que según "El Indio Juan" lo había delatado. Si bien Mujica sólo fue procesado por dos homicidios, la policía está segura que fueron al menos seis.

Entre otras de las "famosas" que se mandó el delincuente ocurrió en la población San Gregorio, en un partido de fútbol, cuando ingresó a la cancha realizando una serie de disparos frente a medio centenar de personas. En dicha oportunidad, asesinó a dos individuos.

Después de 2002 Mujica desapareció. Se rumoreaba que trabajaba solo y que lo hacía de bajo perfil. Del "indio" se volvió a saber en agosto de 2005, cuando su hijo Juan Hernán se suicidó luego de asesinar a un carabinero. En esa ocasión, Mujica incluso se dio el lujo de anunciar una querella contra la policía uniformada.

Exactamente dos meses después, "El Indio Juan" ingresó a una casa con una pistola y un revólver disparando contra una familia que había iniciado una acción judicial en su contra, a una cuadra de la 13ª Comisaría de Carabineros de La Granja, siendo finalmente reducido por uno de los moradores. Ese fue el último día en que Juan Mujica pisó una calle como una persona libre.

En una entrevista realizada poco después de la muerte de su hijo, Mujica indicó que le decían indio porque nunca había aprendido a leer ni a escribir. Incluso dijo "míreme bien, parezco español".

Creo que uno de los grandes méritos de Mujica es haber llegado a los 43 años. Este pistolero, conocido como un "choro" dentro del mundo del hampa, se caracterizaba por no tener miedo. Por su forma de vivir, "El Indio Juan" tuvo que morir muchos años atrás.

Con la muerte de "El Indio Juan" muere uno los grandes mitos de la historia policial chilena. ¿Era realmente malo o sólo fue el resultado de un hombre que nunca tuvo la oportunidad de formarse y encontró en la delincuencia una vida mejor?
Yo no sé... pero me quedo pensando.

martes, septiembre 19, 2006

Balance del 18: + guata y - plata


Un borracho llega a su casa, llama a su mujer y le dice:
-Cariño, ¿tú sabes contar?
-Si.
-¡Pues este 18 no cuentes conmigo!


Se dice que, en promedio, los chilenos subimos tres kilos en las fiestas patrias y que gastamos alrededor de 45 mil pesos en asados, fiestas y copetes varios. Ahora, en la noche del 19 de septiembre, debo decir que me he portado como un buen compatriota: el pantalón lo siento más apretado y mi billetera está notoriamente más liviana.
Y vaya que estuvo rudo este 18. Dejé mi paso por dos fondas y una fiesta, todas las tardes estuvieron dedicadas a la toma insaciable de cerveza y llegué todos los días a altas horas de la madrugada a mi casa. También parece que la chicha hizo su clásico efecto, porque ahora ando medio enfermo del estómago. ¡A qué no! Ningún chileno que se respete puede llegar hasta las finales de las fiestas patrias sin que su organismo quede, al menos, parcialmente resentido.
Creo que el único día que me porté como un caballero fue la salida a las fondas del Parque Mahuida, en La Reina, la noche del sábado. Tuve que andar de chofer, porque mi polola y mis amigos querían tomar como dios manda. Estuve relegado a tomarme sólo tres vasos de chicha, pero lo mejor fue el compadre que estaba en la mesa continua. Era el típico curaito simpático de las fondas. Iba de mesa en mesa bromeando con las personas. Mientras los ingenuos reían, él les tomaba la chicha, las piscolas y les comía las empanadas. Al rato, se cambiaba de mesa y hacía el ritual nuevamente. Debió comer y tomar más que todos y sin pagar un peso. Simplemente notable.
La salida del 17 fue la más tóxica de las festividades, tanto que ni siquiera fui a una fonda. Por esas cosas del destino terminé en la fiesta del Cine Arte Alameda, escuchando grupos alternativos y con incipientes ganas de lanzar todo lo bebido por la boca (creo que se entiende claramente a lo que me refiero). Al final, y solamente de odioso, me vine con un amigo en micro a mi casa. Tuvimos que avisarle al micrero la parte a la que íbamos y él nos despertó cuando llegamos, porque apenas mi trasero tocó el asiento del bus Morfeo me reclamó para sus reinos.
Ya el 18, todavía medio entonado a eso de las 13.00, fui al asado-fonda del trabajo de mi suegro. Pese a todo, me porté como un caballero (eso espero). Con mi polola y mi cuñado (quien había estado conmigo la noche anterior) se nos ocurrió elevar un volantín. Cómo habremos estado de "claritos" que no corría nada de viento e incluso llovía. Pero igual tratamos de elevarlo como 25 veces, hasta que el dichoso volantín se rompió y el carrete de hilo quedó mas enredado que orgía de lombrices.
Después de una tarde de cervezas, fuimos en la noche a las fondas del Parque O'Higgins. Eramos una patota de ocho personas y, después de deambular por el lugar, decidimos entrar a una fonda que tenía la foto de Salvador Allende en el ingreso.
Quiero aclarar que yo no soy cuico y no tengo nada contra la gente humilde, pero esta fonda era demasiado CUMA o FLAYTE, como ustedes prefieran. En la mesa continua a la nuestra, bailaba una pareja de treintones, en que el baile consistía en puntearse y correrse mano. De fondo música tropical y reggaeton y más encima me jotearon a la polola como 20 veces. El trago era carísimo y cuando tratamos de meter a la mala la chicha comprada afuera, nos pillaron.
Yo estuve allá el año pasado y no estaba tan flayte, ¿qué habrá cambiado? Quizás cambié yo y ahora me he puesto más viejo y exigente.
Y ahora estamos a 19, terminando las festividades. Creo que enderezaré un poco el camino, porque como dije antes, estuvo rudo el asunto.
Y sólo les puedo decir una cosa... nos vemos en Año Nuevo!!!

domingo, septiembre 17, 2006

Yo pecador

Yo confieso ante Dios todopoderoso,
y ante ustedes hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
(Extracto de oración Yo pecador)


Me declaro culpable. He pecado cada vez he podido y no he cumplido con ninguno de los 10 mandamientos.
Y la verdad, no me puede importar menos. Porque yo, a partir de los 16 años, abandoné la religión católica y me convertí en un agnóstico.
¿Eso me hace peor persona? No lo creo. Conozcos muchos católicos que realizan actos horribles y a muchos agnósticos que son respetuosos y amables.
Y la verdad es que orgullosamente he ido contra algunos principios del dogma cristiano.
En primer lugar, considero igual de válida cualquier postura que tenga el ser humano. Si una determinada persona no piensa igual que yo, igual puede optar a mi respeto y la puerta no se le cerrará de frentón.
Otro punto es que no defiendo el celibato hasta la noche de bodas, como tampoco que los curas no puedan tener relaciones sexuales hasta el final de sus días.
Estas lineas quieren dejar en claro que yo no pienso que tenga la verdad absoluta. Por eso escucho atentamente a todas las personas que tengan algo que aportarme (leer en este caso) y todavía, a los 24 años, me considero una persona-esponja. Es decir, absorbo cualquier idea o pensamiento que me llega y, después de una reflexión personal, decido independientemente que grado de credibilidad le doy a esa información.
En verdad, da lo mismo lo que yo piense o cuales sean mis principios. Lo importante, pienso, es saber respetar a todas las creencias y darles el espacio que merecen dentro de este mundo.
Pero, aunque pareza una paradoja, en este lugar no se aceptan pensamientos fundamentalistas ni prejuiciosos. Creo que personas así simplemente no valen la pena y no podrían entregarme nada que me hiciera crecer como persona.
Estas palabras no nacen en vano. Vienen como una respuesta a las detestables y desafortunadas frases dichas por el Papa de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, respecto al pueblo Islam, donde prácticamente los trató de terroristas.
Ratzinger: tú no tienes la verdad, eres sólo un ser humano igual que yo. Basta con tu soberbia, que millones de personas en el mundo creen en ti y, lamentablemente, siguen tu ejemplo.

sábado, septiembre 16, 2006

Idealista

*Este fue un trabajo que hice para la universidad cuando estudiaba periodismo. El profesor que me lo corrigió -el cual no viene al caso nombrar- me evaluó con un 4.5. Creo el "catedrático" que se dio cuenta que el trabajo estaba dedicado a él.
Es inevitable cambiar con el paso del tiempo y me gustó acordarme como pensaba yo hace pocos años atrás.


El Silencio de los Inocentes

Desde nuestra Facultad de Comunicación, los profesores, los mentores de la futura generación de periodistas, no hacen más que matar nuestra vocación de comunicadores sociales. Como si no bastara con las réplicas de familiares, amigos y conocidos, se pasan horas repitiendo frases como: “Saben que es muy difícil encontrar trabajo. Juanito salió hace cinco años y todavía no consigue pega”. Otra profesora nos pregunta: “¿Cuánto creen que van a ganar?. Fulano hace cuatro años que gana 400 mil pesos y el diario no tiene intención de subirle el sueldo”. Otro nos dice que cuando eres periodista, hay detrás de ti 80 "giles" que pueden hacer tu trabajo, por lo que tu estabilidad laboral pende de un hilo.
Me pregunto, ¿cuál es la idea de estos profesores? Estamos en la universidad, déjennos ser idealistas al menos en esta etapa de la vida. Déjennos soñar que al lado nuestro Amaro Gómez Pablos va a valer callampa y que nadie se va a acordar del caso Watergate después del destape que nosotros vamos a descubrir.
Estos catedráticos, muchos de ellos famosos periodistas que reportearon la muerte de Jesús, predisponen desde las propias salas de clases a periodistas que odian su carrera, que sienten que malgastan su vida con esta profesión de mierda, comunicadores que lo único que desean es tener 18 otra vez para haber elegido Derecho.
Periodistas así egresados son el sueño de cualquier editor de un medio de comunicación. ¿Qué mejor que un periodista borrego, que escriba cualquier cosa que se le pida? Que no se cuestione nada, porque al primer problema hay detrás de él un batallón de colegas que feliz va a ocupar su puesto.
Porque es un secreto a voces que en Chile la Libertad de Expresión es como una ampolleta sin corriente, es decir, no sirve para nada. Porque la prensa está concentrada en dos grandes bloques, que en lo único que se diferencian es en el nombre de sus diarios. Los demás medios con suerte existen y cómo se financian es una duda que todavía no tiene respuesta.
Así, la verdad siempre tendrá topes. Parece que estamos destinados a conocer solamente una visión de la realidad, la visión empresarial, pues los grandes dueños de la prensa controlan todo y los periodistas son sólo una adormecida y temerosa fuerza laboral que escribe lo que el jefe quiere leer.
Nosotros, los periodistas, tenemos como misión dar a conocer la verdad, duela a quien duela, sin excepciones. Tenemos que ser el cuarto poder, el fiscalizador de las autoridades, cualesquiera que estas sean. Lástima que este bello enunciado en Chile sea más utópico que las ideas de Marx.
Quizás soy uno de los pocos locos que cree en esa frase que Allende dijo a la Fech: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Quiero creer esto, quiero creer que con mi periodismo voy a cambiar al mundo. Quiero creer que cualquier cosa que me proponga lo lograré. Quiero creer, antes de darme cuenta que mis lateros profesores tenían la razón.

miércoles, septiembre 13, 2006

Ya no estoy Parra estas cosas


Estas líneas tienen como fin dejar en manifiesto mi molestia.

En la tarde de hoy salí con mi polola a celebrar nuestros tres años de "noviazgo". Para hacer algo entretenido y original, decidimos ir a la exposición de Nicanor Parra, llamada Obras Públicas, ubicada en el Centro Cultural del Palacio La Moneda.

Si bien el pique de La Reina hasta el centro es considerable, quedamos de acuerdo que era un sacrificio necesario para ver qué nos traía en esta ocasión el antipoeta por excelencia. A eso de las 17.00 salimos del metro Moneda y nos dirigimos hacia la entrada del museo. Mucha gente apostada alrededor de la puerta llamó mi atención. Al acercarme, otra cosa me llamó la atención: estaban cerradas las puertas.

Confundido, me acerqué al guardia para preguntar que pasaba.
-Hoy en la tarde está cerrada la exposición, por una actividad "no oficial" -fue su respuesta-.

Lo encontré una verdadera falta de respeto. Nadie se dignó siquiera a informar que el museo estaría cerrado en la tarde. Pregunté dónde podía dejar un reclamo. "En el interior del museo", fue la respuesta del guardia.

Si este es un gobierno de la ciudadanía, ¿dónde está el respeto hacia nosotros?

¿Qué pasa con las promesas Michelle?

lunes, septiembre 11, 2006

Hans Pozo Vergara: "El Rucio" o el Descuartizado de Puente Alto


Hans Hernán Pozo Vergara (20), conocido como "El Rucio" en la comuna de La Pintana, desde chico tuvo una vida miserable. Su madre lo abandonó al poco tiempo de haber nacido, pues tenía el pelo rubio y le recordaba a aquel hombre que después de acostarse con ella nunca más la volvió a pescar.

Así fue como este joven desde pequeño conoció a la calle como su hogar. Como una parte importante de los niños vulnerables, cayó en la pasta base. Intentó salir de esta adicción, mientras su pareja Linda quedaba embarazada. Ni saber que iba a ser padre de una niña lo alejó de la droga. Su vida se convirtió en un eterno vagaje en los alrededores del paradero 30 de Santa Rosa y el dinero para costear su adicción pasó a ser su objetivo número uno en la vida.

Paralelamente, en el mismo sector, vivía Jorge Martínez Arévalo (41). Padre de familia ejemplar, dirigente de la Confederación de Empleados Municipales y dueño de una mini empresa dedicada a la distribución de helados. Sin embargo, este hombre tenía un secreto que ni sus más cercanos conocían: era de tendencia homosexual. Un joven flaco del sector, que deambulaba por la calle, llamó su atención. Probablemente su pelo rubio y ojos claros lo hicieron muy atractivo para Martínez.

Así comenzó una "turbia" relación: El Rucio tenía dinero para su pasta base y el heladero obtenía lo necesario para saciar sus impulsos sexuales, y de forma discreta.

Cerca de un año duró la secreta sociedad, sin problemas aparentes, hasta que a Hans se le ocurrió una idea para tener todavía más dinero. Contaría a todos la relación que tenían si Martínez no le entregaba periódicamente plata para pagar su adicción. Con el tiempo, esta extorsión se convirtió para el heladero en algo insoportable... y fue así como se le ocurrió eliminar del camino a este joven. Total, ¿qué tanto podría importarle a la sociedad una persona que ella misma se preocupó de desechar estando en vida?

En la noche del domingo 26 de marzo de 2006, Hans y Jorge se juntaron en la heladería de Martínez, ubicada en el paradero 30 de Santa Rosa, el punto exacto que separa a las comunas de San Ramón y La Pintana.

Fue en ese lugar, al parecer, donde Martínez asesinó a Pozo de dos disparos en la nuca. Acto seguido, trasladó el cuerpo hasta un sitio -hasta ahora no identificado- y lo desmembró en 10 partes. No sin antes eliminar sus tatuajes, sacarle las entrañas y las balas que tenía alojadas en la cabeza.

Como sacado de un libro de Stephen King, diseminó las partes por distintas parte de la comuna de Puente Alto. No fue hasta el martes cuando un perro llamado Rocky, de la población Marta Brunet, llegó con pie humano en su hocico y comenzó el bullado caso.

Las pesquisas del caso fueron asumidas por el fiscal Pablo Sabaj, jefe de la Fiscalía Local de Puente Alto. La prensa, por su parte, seguía paso a paso el caso policial más impactante que ha ocurrido en Chile en las últimas décadas.

Tras realizar una serie de interrogatorios a distintos conocidos de Hans, el sábado 8 de abril los efectivos del OS-9 de Carabineros llegaron hasta la heladería para tomarle declaración a Martínez. El hombre, al ver a los policías, se disparó en la sien derecha.

Fue así como el heladero se llevó a la tumba una serie de interrogantes que hasta ahora la policía y la fiscalía no han podido esclarecer: ¿Lo mató y descuartizó solo o con ayuda?, ¿dondé dismembró el cuerpo de Hans?, y quizás lo más importante, ¿por qué tanto ensañamiento tras asesinar al joven?

Antes de morir, Martínez dejó una carta en que aceptaba que conocía a Hans, pero negaba toda relación con su muerte. Las pesquisas han determinado que la gran parte de esta misiva -compuesta por 20 páginas- son mentiras.

Estas es, en líneas generales, la historia del Descuartizado de Puente Alto. Quedan cosas afuera, es verdad, pero creo que lo más importante está dentro de esta nota. El caso de Hans Pozo no podía quedarse fuera de un blog llamado Crímenes, criminales y otras hierbas.

domingo, septiembre 10, 2006

Un verano naranja

Un verano naranja
quiero ese sabor
Juventud y naranja
contigo y con amor

En la segunda mitad de diciembre comenzaba la verdadera fiesta. Terminaban los exámenes -de colegio o universidad- y si te iba bien o mal dejaba de importar realmente. Lo que único que ocupaba nuestra cabeza era que venían TRES MESES de vacaciones. Millones de posibilidad de carrete y pasarlo bien se abrían ante nuestros ojos.

Todavía me acuerdo cuando cualquier tarde de la semana era una buena oportunidad para juntarse con los amigos a tomar una heladita cerveza.

Eso mientras estabas en Santiago, porque existían además las clásicas semanas en Viña, donde nos juntábamos amigos, primos, amigos de primos, conocidos. Cerca de 10 compadres chupábamos (copete, que se entienda) en mi departamento. Pero no todo era tan fácil: teníamos que salir antes de las 12 para aprovechar el free pass de la disco de moda que estaba en Valparaíso.

Otro clásico era la salida con nuestros padres. Las vacaciones más producidas del verano, es cierto, pero también las más tranquilas. Conocer lugares nuevos e interesantes era la primicia de estos viajes. En mi caso -hijo de padres separados- tenía la suerte que esto me tocaba dos veces en el verano (alguna ventaja que tenga esta situación).

Y así se pasaban esos increíbles e inolvidables tres meses... miles de historia que no vienen al caso contar nacían en este periodo del año. La única preocupación era pasarlo bien y conguirse las lucas para carretear.

De verdad eran veranos naranjas... veranos que cada vez veo más distantes e imposibles. El último que tuve fue hace ya casi tres años. Ahora, que estoy titulado y luchando para tener un contrato en el diario, se que esos veranos no volverán. Más temprano que tarde me convertiré en un engranaje más de la sociedad y mi vida pasará frente a mí marcada por el ámbito laboral que, sin duda, ocupará la mayor parte de mi existencia.

Si no quedo desempleado, el próximo verano de tres meses lo tendré cuando tenga 65 años... y no tendrá nada de naranja.

Maldito Adán.

miércoles, septiembre 06, 2006

Batman... por no decir Bruno Díaz

Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos.
Winston Churchill


Se dice que los hombres dueños de gatos o son maricones o son villanos. Yo, que tengo una de estas mascotas, no me considero ninguno de ambos.

Desde chico me han gustado estos animales, no me pregunten porqué. Y creo firmemente que quienes dicen esta afirmación están sumergidos en la completa ignorancia, pues no saben lo que verdaderamente significa tener un gato. Estos felinos, a diferencia de su más cercana competencia (los perros), se caracterizan por ser inteligentes e independientes. Con un canino, basta que le des diariamente su comida para que se mantenga a tu lado. En cambio, con un gato debes crear una verdadera relación. Si a tu gato lo dejas de pescar, no debería ser extraño que un buen día no aparezca más por tu casa.

El común de la gente piensa que esta mascota es interesada. No pueden estar más equivocados, pues los gatos se caracterizan por demostrar un profundo afecto, como lo demostraré más adelante con mi experiencia. Dentro de las mascotas caseras, la relación hombre-gato es la más parecida que puede existir entre dos seres humanos.

Bruno

Como dije antes, desde pendejo me han gustado los gatos. Creo que su astucia, constante instinto de caza y misterio me conquistó mucho más que la cara "de nada" que poseen los perros. Así fue como, a muy temprana edad, logré convencer a mi mamá que me dejara tener una de estas mascotas. Era una época en que Batman era mi superhéroe favorito, por lo que no dudé en aprovechar mi apellido para tener a una versión de Batman casera (cabe recordar que el verdadero nombre de Batman en inglés es Bruce Wayne y que al español fue traducido como Bruno Díaz).

Este animalito, del cual no tengo ninguna fotografía, estuvo conmigo cerca de tres meses. Creo que yo tenía cerca de ocho años y nunca dimensioné la enfermedad que tenía: epilepsia. Así fue como, tras reiteradas idas al veterinario, tuvimos que finalmente sacrificarlo. Todavía me acuerdo de las palabras de mi mamá, cuando llegó llorando ese día. "Nunca más tendremos un animal", dijo.

Tuvieron que pasar algo así como 15 años para que otro gato pisara mi casa. Llegó de regalo y la verdad no pude decir que no. Sé que va a sonar entero de maricón, pero me conquistó desde que lo vi. Tenía que pensar en un nombre, sólo uno se me vino a la cabeza: Bruno.

Obviamente que en mi casa nadie lo quiso en un comienzo, pero con sus juegos se ganó a todos. Siempre regalón, Bruno puede ser también un gato muy enojón. Si algo no le gusta, no duda en tirar un arañazo. He aquí otra de las grandes diferencias que existen entre los gatos y los perros. Los primeros tienen carácter, mientras que los segundos no.

En los tres años que tengo a mi gato, hemos vivido demasiadas historias. Se convirtió en alguien más de la familia. Lo queremos igual, sea odioso o no. O como dijo Jim Davis: "Los gatos saben por instinto la hora exacta en que van a despertarse sus amos, y los despiertan 10 minutos antes".

martes, septiembre 05, 2006

Otras hierbas

Después de meses de estar inactivo, por no decir flojo irresponsable, he decidido volver a publicar cosas insólitas y sangrientas en mi blog.

Como primera entrega de esta "nueva generación", quise comenzar con un tema fuera de lo policial, de ahí el título de esta nota.

Como ustedes sabrán, y si no lo saben ahora se enterarán, la semana pasada me titulé como periodista, y creo que es escencial para alguien de mi profesión tener un blog, como un buen amigo y un tío me lo hicieron notar, por lo que ahora les estoy haciendo caso.

El otro día tuve un sueño demasiado extraño, que sería entretenido de contar o de hacer un cortometraje... ahí les va esta pelada de cable.

MORIR CON PLACER O VIVIR ANGURRI



Mala idea. Nunca me hago caso. A esta altura da lo mismo.
Ayer salí a carretear con mis amigos a un bar del sector. Una cerveza me prometí. Las weas. Terminé tomándome media botella de pisco y entrando a mi casa a las 4.30 AM. En tres horas más me tenía que levantar, así que traté de no pensar en eso, sólo dormir.
Como una aguja que entraba directamente a mi cerebro el despertador comenzó a sonar. Voy a llamar para decir que estoy enfermo, pensé. Luego de darme unas vueltas en la cama llegué a la conclusión que lo mejor que podía hacer era levantarme para ir a trabajar... una de las peores decisiones que he tomado en mi vida.

Como era de esperarse, me fue como las hueas en el trabajo. No entendía que pasaba, excepto que todos hablaban y se reían de mí a mis espaldas y que mi jefe me daba una mirada como diciendo "estoy esperando que pises el palito para despedirte".

Después de 10 infernales horas laborales, finalmente llegué a mi humilde departamento. Los efectos de la caña estaban terminando y no quería sentirme bien. Me obligaría a pensar en mí mismo y eso terminaría por deprimirme aún más.

En momentos así, sólo mi buena amiga, compañera y amante podría salvarme. Sin pensarlo dos veces fui hasta el velador y saqué un poco de mi adorada cannabis sativa.

Al poco andar, mientras buscaba mi pipa de agua, comenzé a sentir un olor extraño, que poco a poco se convertía en un aroma nausaebundo. No le di importancia, lo primero era saborear al único ser que Dios creó que podría ayudarme.

Todo listo: la pipa llena de mi ganja y yo listo para empezar el viaje. Pocos segundos antes de prenderla me di cuenta de que ese olor que llenaba cada espacio de mi hogar era gas. Pensé en dejar todo y preocuparme de esta emergencia sanitaria, pero las ganas de fumar fueron más.

Mientras veía como el humo corría por la pipa, camino a mi boca, sentí un fuerte ruido y un ardor que recorría toda mi piel.

Menos mal que la sensación sólo duró pocos segundos, ahora se que estoy muerto y camino al cielo. Lo extraño es que este lugar, al que estoy llegando, tiene olor a azufre. ¿También habrá una fuga en el hogar de Dios?