miércoles, enero 03, 2007

Marcando el tiempo II

En esta etapa de mi vida la niñez estaba terminando y daba paso a la temida adolescencia. Fue mi último tiempo ante de preocuparme de las espinillas, de las mujeres, de los nuevos pelos que crecían y de esa incontrolable erección que me hizo pasar más de una vergüenza.

Sigamos con las escenas que me marcaron a eso de los fines de los '80 y principio de los '90.

"¡Dragooooo!"



Rocky IV (1985) fue la primera película deportiva que llamó mi atención. Además marcó otro hito, pues fue de las iniciales cintas que vi dedicada exclusivamente para hombres y me empecé a dar cuenta que la diferencia entre los géneros era más profunda y complicada de lo que yo pensaba.

Esta película era "neta" (usando términos de ese periodo), pues el famoso Rocky Balboa tenía pensado retirarse. Sin embargo, una nueva amenaza golpeó su puerta: Iván Drago, el nuevo boxeador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS, USSR, CCCP) que era el potencial nuevo campeón mundial. Esto, sumando a que este deportista (una máquina de matar) había asesinado a su amigo Apolo Creed, fueron suficiente incentivo para que Rocky viajara a la actual Rusia a pelear.

Creo que esta película fue la primera que logró lavar mi cabeza. Yo me quedé con la idea de que Rocky era el héroe, que representaba al mundo libre. Mientras Drago era el fiel modelo de ese mundo frío e inhóspito llamado comunismo. Cuando Rocky ganó, todos los soviéticos que habían asistido a la pelea lo apaludieron, lo mismo hizo Gorbachov.

¡Qué mierda! Los gringos usaban hasta a Hollywood como una herramienta de la Guerra Fría. Hace poco volví a ver esta película y la encontré ridícula. En la vida real, "El Semental Italiano" hubiera desaparecido misteriosamente luego de ganarle a Iván Drago.

Cinco hoces y tres martillos.

Batman



Batman (1989) ha sido, desde que tengo uso de razón, mi superhéroe favorito. Ese ambiente lúgubre, el millonario excéntrico y los villanos realmente malos me marcan hasta hoy. No en vano mi gato se llama Bruno, en honor a Bruno Díaz (Bruce Wayne).

Creerán que estoy loco, pero en mi niñez existían días en que realmente me creía Batman. Mis padres me arrendaban el distraz y yo lo usaba todo el día, en mi casa, para ir de compras o de visitas. Los que me veían en la calle debieron haber pensado que me dirigía a una fiesta de disfraces... mejor que no se hayan enterado de la patética realidad.

Aún recuerdo perfectamente la escena que más me gustaba de Batman. Era cuando los tres protagonistas (Batman, Jocker y Vicky Vale) estaban en el techo de la Catedral. El Guasón, magistralmente interpretado por Jack Nicholson, se preparaba a huir en su helicóptero, pero el astuto de Batman le tiró un cable al pie. El otro extremo quedó enganchado en una górgola. El Guasón cayó más de 300 metros y quedó reventado. Notable.

5.428 estrellas aladas.

"Luke, yo soy tu padre"



Star Wars (1973, 1980, 1983) no es actualmente mi película favorita. Pero sí lo fue, y por más años de los que me atrevo a contar. El mundo futurista, las naves espaciales, los extraterrestres, los sables láser, el villano mitad hombre mitad máquina, fueron elementos más que suficientes para despertar una profunda pasión en un niño con pocos amigos, excesiva imaginación y con padres recientemente divorciados.

Me da mucha nostalgia escribir sobre esta saga. Por ejemplo, me acuerdo que mi abuelo me sacaba fotos junto a la tele con escenas de la cinta. Recuerdo también que en el verano me despertaba temprano y pasaba todo el día viendo las tres películas. Esto lo hacía como tres veces por semana durante los tres meses de vacaciones. Es enfermo, no necesito que me lo digan.

Sin duda, los fanáticos y el público en general deben compartir que el clímax de las seis películas que forman Star Wars ocurre cuando Darth Vader le revela a Luke que es su padre. Me acuerdo de una escena de Los Simpson, cuando Homero y Marge acaban de ver El Imperio Contraataca e iban saliendo del cine. Junto a ellos, una cola de cientos de personas que deseaban entrar a ver la cinta. En ese momento, Homero se manda un cometario notable: "Quién diría que Darth Vader era el padre de Luke". La gente que hacía la cola lo llenó de garabatos (mínimo). Me acuerdo y me río.

Infinitas estrellas de la muerte.

Easy Rider



Easy Rider (1969) la vi alrededor de 1990 junto a un tío y la verdad no entendí mucho. A los ocho años, me gustaba esa música rockanrolera y las motos. El contenido de fondo no lo captaba y tampoco me interesaba.

Claro que la he vuelto a ver, más veces de las recomendadas, y cada vez me gusta más. Esta banda de motoristas que recorría los diferentes emplazamientos hippies en Estados Unidos se convirtió en todo el referente de una generación, de la cual me dio no pena no haber sido parte. Las actuaciones del veinteañero Jack Nicholson, Peter Fonda y Dennis Hopper me dejaron boquiabierto y la primera escena, cuando presentan los créditos y aparece de fondo la canción Born to be Wild, aparece cada cierto tiempo en mi cabeza sin que yo la invite.

Finalmente los tres amigos tienen un terrible final en manos de un granjero reaccionario. Si llegara hasta ese punto de mi vida y muriera de esa forma, no tendría duda que una maldición estaba rondando mi cabeza.

Una Harley Davidson del Coco Legrand.

La muerte en el pantano



Si el ratón Fievel sacó mi primera lágrima cebollera, La Historia sin Fin (1984) logró mi primer lloriqueo de angustia. Era muy fuerte ver cómo alguien decidía morir, mientras el amigo intentaba salvarlo. Era una especie de suicidio cinematográfico.

Para quienes no recuerdan, La Historia sin Fin se trataba de un niño llamado Bastián, quien robaba un libro y comenzaba a leerlo en la azotea de su colegio. La trama trataba de un mundo fantástico que se estaba acabando y la última esperanza estaba en un joven llamado Atreyu. Lo cuático es que lo que Bastián imaginaba iba ocurriendo en el libro y, por ende, en este mundo paralelo. De ahí el nombre de La Historia sin Fin.

Eran muchos los personajes que aparecían, tales como el hombre de piedra, la princesa, la nada (lo que estaba destruyendo a este mundo) y Falkor, el dragón blanco (que todo parece apuntar a que realmente era un perro fleto).

La escena que más me marcó fue la muerte de Artax, el caballo de Atreyu, en el Pantano de la Desesperación. En ese lugar te hundirías hasta morir si perdías las esperanzas. Mientras cruzaban el pantano, el caballo repentinamente deja de moverse y comienza a hundirse. Ante esto Atreyu le llora, mientras Artax va muriendo poco a poco. Igual traumática la escena para un inocente niñito como era yo.

2,49 alcachofas.

PD: Para la otra, ya estamos en mi adolescencia.

martes, enero 02, 2007

Marcando el tiempo I

De todos los artes, el que más ha llamado mi atención es el cine. Es difícil explicar, pero los films son capaces de transportarme a otros mundos, otras vidas y otros sentimientos. Existen personas que logran esto con la poesía, un buen libro o una canción.

Y dentro de las cientos de películas que he gozado en estos casi 25 años de existencia, existen momentos que han perdurado en mí hasta hoy. Esas escenas que se han convertido en un referente para el cine actual y que constantemente son citadas, paradojeadas u homenajeadas en las películas que aparecen cada jueves en los cines locales.

Por eso creo que es necesario hacerle un pequeño homenaje a esas escenas, que duran desde segundos a pocos minutos y que, básicamente, son mi personal máquina del tiempo que me lleva a otras etapas de mi vida.

Sin más que agregar ni dar la lata, les presento las escenas que han marcado mi forma de ver al séptimo arte.

Johnny B. Good



"Mierda, si mis viejos no atinan me voy a la concha de su madre". Algo así tuvo que haber pasado por la mente de Marty McFly cuando estaba en la fiesta "El Encanto bajo el Mar" de la secundaria de Hill Valley en 1955.

Back To The Future (1985) se convirtió en una de mis primeras películas favoritas. Tenía todos los ingredientes que le pueden gustar a un niño de cuatro años: acción, suspenso, ciencia ficción y el Delorean capaz de viajar por el tiempo. Claro que el clímax de la película ocurre cuando el auto viaja en el tiempo luego que lo golpea un rayo eléctrico, pero sin duda el momento en que Marty se sube al escenario y toca la canción Johnny B. Good debe ser el mejor momento de la cinta.

Pero ni hablar que las partes que me traumaron, como por ejemplo que la madre de Marty se le tire y le de un beso. ¿Besar en la boca a tu mamá? No creo que a los cuatro años haya sido capaz de comprender la dimensión de esa aberración.

Cuatro supernovas.

"Tendremos que cruzar los rayos"



Los "Cazafantasmas" (1984) son, lejos, mis héroes favoritos no tradicionales. Cuando era niño soñaba con ser parte de este grupo de cuatro freaks fumadores que lucraban atrapando a cuanto fantasma se le cruzara por delante.

El año que más rayé con esta película tuvo que haber sido alrededor de 1987. Era navidad y yo en cama recién operado de apendicitis. Fui a la casa de mi abuelo para ese festejo y mientras escuchaba a mis primos y hermano jugar por la calle con sus nuevos juguetes, yo acostado viendo los Cazafantasmas. Como estaba tan deprimido, a eso de las 22.30 mi mamá fue a verme y me dijo que el Viejito Pascuero se había adelantado. Me pasó un gran caja, que dentro estaban los cuatro cazafantasmas en juguete. Pasé las 12 viendo la película y gozando de mis nuevas adquisiciones.

Una de las partes que más llamaba mi atención era "el cruce de rayos" que hacían al final y que debía destruir al Hombre de Malvadisco.

3.598.448 estrellas.

An american tail



Con el ratón Fievel tuve mi primera lágrima cinematográfica. Es que la película Un cuento Americano (1986) era lo suficientemente cebolla como para lograr este efecto. Si bien en la niñez no eran más que unos lindos "monos animados", hoy me doy cuenta del profundo contenido social que tenían.

Fievel era parte de los Ratonovich, una familia judío-rusa que partía a América en busca de un mundo mejor, representado por un continente sin gatos. O no recuerdan la canción "Porque no hay gatos en América y las calles de queso son...". Pero al llegar el nuevo continente, se ven forzados a trabajar por un miserable sueldo y a vivir en condiciones de extrema pobreza. Una fuerte crítica a la realidad de los inmigrantes.

Y como todos saben, Fievel se pierde en el camino al continente, tiene muchas aventuras y finalmente se reencuentra con su familia. Hasta hoy si escucho la canción Somewhere Out There me da un escalofrío por la espalda.

Cinco cometas Halleys.

"ET, mi casa"



Esta película es otro ejemplo de lo freak que tiendo a ser. Cuando todos hablan de ET, el Extraterrestre (1982), a todos les aparece una expresión de ternura en su rostro. "Que lindo, era tan tierno". Para mí, este personaje me producía más incomodidades que otra cosa.

Hasta hoy no soy capaz de perdonarle a Spielberg que haya revelado tan poco de la misteriosa cultura de este extraterrestre. Tenía poderes sobrenaturales y usando unos cables y un paraguas era capaz de construir un radiotransmisor que se comunicaba a una distancia de millones de años luz.

No lo sé, pero ET nunca me generó confianza. Bajó del cielo, murió y volvió a la vida. Quizás ET era una nueva versión de Jesús, pero más feo y más chico. Igual siempre soñé con volar en bicicleta como ese niño amanerado.

Dos media lunas.

Grease



Grease (1978) fue un gusto adquirido. Mi madre hasta hoy la encuentra su película favorita y, a mitad de las '80, se consiguió el VHS que me hacía ver con ella una y otra vez. Al principio la odié, pero me di cuenta que si seguía aborreciendo a esta cinta me terminaría por volver loco, así que obligado a gustarme.

Lo que hasta hoy no entiendo es cómo que todos creíamos que esos estudiantes tenían en realidad 18 años. Travolta ya era viejito y tuvo que estar cerca de los 30 cuando grabó la película. Además, todos los escolares eran cantantes y bailarines profesionales. Da lo mismo, igual era buena y las canciones pegajosas.

Tuvieron que pasar años para que comprendiera el significado de la letra "Summer nights". Es notable, el tipo le cuenta a sus amigos que le hizo de todo a la mina que conoció en el verano, mientras que paralelamente la joven cuenta que él era muy tierno, tomaban limonada y se quedaban afuera hasta las 22.00. Más de alguna vez he pillado a un amigo contando una versión moderna de "Summer nights".

Cinco estrellas de Belén.

PD: Para la otra, continuarán mis escritos cinéfilos.