lunes, febrero 09, 2009

Divagación mediocre (sólo me queda la honestidad)

Me falta vivir. Esa es, espero, la causa de todos mis problemas actuales.

He retomado, después de demasiado tiempo, la lectura, y me ha vuelto la nostalgia de ser escritor. No tengo que escudriñar mucho para entender el origen de mi deseo: he (re)descubierto que mientras leo puedo sumergirme en un mundo donde nada importa, excepto absorver lo que el escritor me está transmitiendo.

Esta trillada definición cobra importancia en un contexto particular: estamos todos asustados con perder la pega (cortesía crisis subprime) y estoy en una relación amor-odio con mi fuente laboral. Más lo segundo. ¿Y qué momento encontré para encontrarme con Bolaños, Borges y compañía? El Metro de Santiago, la transición entre mi tranquilo y siempre seguro hogar y ese "mausoleo de la explotación", como bien lo definió un amigo.

Me doy risa, porque últimamente estoy pensado como los escritores que estoy leyendo (uso sus técnicas literarias para adecuarlos a mi realidad). Sin embargo, nunca podré ser un verdadero escritor si no empiezo a vivir y adquirir experiencias para compartir. Tampoco podré desarrollar esa profesión si no empiezo a escribir por gusto, por placer, para sacarme algo de mi pecho o simplemente para sacar una sonrisa. Todos los días escribo, es verdad, pero siempre sobre otros. Tragedias ajenas. Tiene su lado entretenido, pero también quiero que la gente ME lea.

La divagación me salió trabada. Ni siquiera fui capaz de sacar todo lo que siento en mi interior. Una mierda. Una mierda de divagación. FIN