martes, diciembre 26, 2006


Vengo embaladísimo, porque acabo de ver un film que me ha dejado toda la película clarísima. No te contaré cuál es, porque te reirás de mí, pero sí te diré que señala en variadas oportunidades que "un hombre necesita ayuda en el camino". De esta extraña forma, la ayuda me llegó y ahora soy capaz de ordenar mis preferencias.

No tengo dudas que eres la prioridad número uno en mi vida. Por mis reiteradas desafortunadas acciones puede que lo dudes, y no tengo derecho a decirte "estás equivocada", porque probablemente en tu lugar yo sería todavía más radical.

Pero pese a mis repetidos errores, sólo quiero agradecerte por cada segundo que has compartido conmigo en estos casis tres años y cuarto. Nunca comprendré totalmente lo que provocas en mí, pero la verdad no quiero entenderlo. Me basta con esa felicidad que brota en mí cada vez que toco la puerta de tu pieza y me la abres, con esa carita hermosa que no puedo evitar besar y acariciar como un loco.

Amo que seas tan tierna, crítica e inteligente. Amo tu humildad, tu capacidad de adaptarte a cualquier situación. Amo que seas la única que se ríe de mis desubicados y fomes chistes. Amo que hables de "nuestra serie favorita". Amo ver tu foto cada vez que marcas mi celular. Amo imaginar nuestra vida futura junta, con nuestros hijos, con la parejita que tarde o temprano nos va a iluminar cada día de nuestra vida.

Amo que te enojes cada vez que son injustos conmigo, que siempre estés buscando lo mejor para mí. Amo que me trates de hacer cosquillas en el cuello y que te rías de esa forma cuando soplo tu cuello. Adoro tus ideales, tus clases de francés, tus hermosos lunares (obviamente el volantín) y la paciencia que tuviste con mi incómodo problema.

Amo que me busques cada vez que algo importante te ocurre. Amo que me sigas en todas mis extravagantes voladas, tatuaje incluido. Amo que te guste dormir con el ventilador, aunque sea pleno invierno.

Sin embargo, como te dije, tengo actitudes que muchas veces no van de acuerdo a todo lo que aquí te escribo. Nunca cito a La Biblia, pero existe una parte que quiero decirte. Es la Epístola del Apóstol San Pablo a Los Romanos (me puse hasta canuto para escribir). En el 7:19, dice que "no hago el bien que quiero; pero el mal que no quiero, éste hago".

Para mí se acabó hacer el mal. Quiero verte feliz, quiero vernos feliz. Nos queda mucho camino y, si hemos sobrevivido a todo esto, no tengo duda que nuestra relación puede lograr hasta lo imposible.


PD: Sobre la foto, me encanta los recuerdos que nos trae. Y cómo se me iba a olvidar, gracias por enseñarme el sabor rosa. Mi favorito.

domingo, diciembre 24, 2006

Navidad = sociedad de consumo



Dicen que si tienes una idea, pero ya fue expresada antes magistralmente por otra persona, lo más honesto que puedes hacer es citar al autor y la obra. Eso me pasa a mí respecto a la Navidad. El grupo español Ska-p da la mejor definición que tiene esta celebración, plagada de consumismo y malos ratos.

Sin más que agregar, me limito a transcribir la canción Villancico. Si les interesa, aparece en el disco Eurosis. Más información en el sitio web del grupo: www.ska-p.net

25, ya es Navidad, todos juntos vamos a brindar
Por Ruanda, Etiopía, en Venezuela o en la India
Hoy mueren niños, ¡feliz Navidad!

Navidades de hambre y dolor, ha nacido el hijo de dios
El mesías que nos guía, ofrece su filosofía
Nadie entiende al hijo de dios

Mi familia comienza a cantar, en el ambiente hay felicidad
En compañía vamos a olvidar la agonía de los pueblos
Donde no hay Navidad

Cantemos, hermanos, todos juntos hacia el Vaticano
Suelta prenda, ¡coño!, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fe de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador

Jesucristo era un tío normal, pacifista, intelectual
Siempre al lado de los pobres defendiendo sus valores
Siempre en contra del capital

Crucificado como un animal, defendiendo un ideal
El abuso de riqueza se convierte en la miseria más injusta
De la humanidad

Mi familia comienza a cantar, en el ambiente hay felicidad
En compañía vamos a olvidar la agonía de los pueblos
Donde no hay Navidad

Cantemos, hermanos, todos juntos hacia el Vaticano
Suelta prenda, ¡coño!, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fe de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador

Fue la iglesia la que se lo montó
Y de su muerte un negocio creó
El Vaticano es un imperio que devora con ingenio
Predicando por la caridad

25, ya es Navidad, todos juntos vamos a brindar
Por un revolucionario que intentó cambiar el mundo
El primer hippie de la humanidad

Mi familia comienza a cantar, en el ambiente hay felicidad
En compañía vamos a olvidar la agonía de los pueblos
Donde no hay Navidad

Cantemos, hermanos, todos juntos hacia el Vaticano
Suelta prenda, ¡coño!, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fe de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador

Cantemos, hermanos, todos juntos hacia el Vaticano
Suelta prenda, ¡coño!, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fe de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador

La Navidad, la Navidad, es la sociedad de consumo
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, la Navidad es mentira...
Mentira, mentira, mentira...


Tanto se ha hablado de Jesús: un profeta, el hijo de dios, el primer comunista, un extraterrestre. Yo me quedo con la imagen del revolucionario, que luchaba contra las injusticias, que siempre estaba al lado de los pobres y las prostitutas. Lo único que tengo claro es que si él estuviera vivo hoy, le daría asco el negocio que se ha creado alrededor de su nacimiento.

martes, diciembre 19, 2006

Everybody be cool, this is a robbery!


No creo que la escena haya durando más de un minuto, pero sin duda ha cambiado mi forma de pensar y de ver el mundo. Tengo la historia fresca, después de haberla repetido ante familiares, amigos, carabineros y la fiscalía. Quiero compatirla con ustedes, porque por segundos me sentí parte de una película de Quentin Tarantino, pero en un rol que había querido evitar: el de víctima.

Era sábado y la noche prometía. Junto a mi polola nos dirigíamos a la casa de una pareja amiga, que nos esperaba con un mini asado y algo de copete. Nuestra misión era simple, sólo debíamos pasar a comprar una botella de pisco y una bebida grande, lo que hicimos en una pequeña botillería ubicada a pocas cuadras de nuestro destino, en pleno corazón de Santiago.

A las 12.20 de la noche, se me ocurrió la genial idea de pasar a un servicentro para sacar plata y comprar cigarros. Mi polola me iba diciendo que era una mala idea porque era tarde, pero qué tenía. Total, nada podía pasar. Si pudiera volver en el tiempo, le hubiera hecho caso sin pensarlo.

Estacionamos justo frente a la entrada del servicentro y me dirigí al cajero automático, siempre con mi novia al lado. Saqué la billetera, estaba a punto de introducir la Redbank, cuando la cajera me dijo que "está malo, no está realizando giros". Guardé mi tarjeta, volví a meter la billetera en el pantalón, cuando vi a mi polola inmovilizada y, junto a ella, un tipo con una pistola apuntando a mi cabeza.

Nunca me habían asaltado, ni siquiera robado, por lo que todo pareció tan surrealista. El tipo me daba órdenes y yo sólo atinaba a obedecer sin cuestionar nada. Me conviertí en la marioneta de un delincuente.

-"¡Al suelo!"

Me puse de rodillas y levanté las manos.

-"Entrega la billetera sapo culiao".

La saqué de mi bolsillo, se la entregué, y me di cuenta que tenía en su brazo la cartera de mi polola.

-"También el celular sapo culiao".

-"No lo tengo" - lo había dejado en el auto.

-"Entrega todo culiao".

-"Sí te dije que no lo tengo" - le dije mientras palpaba mis bolsillos.

No me había dado cuenta, pero mientras todo esto pasaba, un segundo tipo se había pasado detrás del mostrador del servicentro, para sacar el dinero de la caja, la que se encontraba cerrada.

-"Cagamos, la caja está cerrada, vámonos" - le dijo este sujeto al que me tenía encañonado.

El tipo se dio vuelta, se preparaba para salir, cuando mi polola tomó la palabra y, con una voz de calma que me dejó impresionado, le dijo:

-"Pero saca la plata y devuélveme mis cosas, que a ti no te sirven".

El delincuente la miró, pero siguió corriendo junto a su "colega".

Ese fue el principio de la noche, que prometía diversión y esparcimiento. Mentira, terminamos hasta altas horas de la madrugada en la Comisaría, dando testimonios y haciendo una lista de todas las cosas que nos robaron. Los tipos se vestían como los típicos chicos reggaeton. Ahora tengo otro motivo más para odiar ese desagradable estilo musical.

lunes, diciembre 18, 2006

Meme

Llevo re poco en el mundo de los blogs, aunque me ha durado mucho más que otros intereses que he tenido durante mi vida, entre los que se encuentra karateca, jugador profesional de Yo Yo, jugador de bowling y muchas otras cosas más, que a las dos semanas ya no me interesaban.

Por eso, cuando leí el post de mi amiga Roxi sobre un Meme, quedé más que intrigado. Y la explicación que da Wikipedia me dejó más metido que un colaless. Según la enciclopedia, Meme es: “según las modernas teorías sobre la transmisión de la cultura a las nuevas generaciones, la unidad mínima de transmisión de la herencia cultural. El neologismo fue acuñado por Richard Dawkins, debido a su semejanza fonética con el término gen (introducido en 1909 por Wilhelm Johannsen para designar las unidades mínimas de transmisión de herencia biológica) y, por otra parte, para señalar la similitud de su raíz con memoria y mímesis.”

En fin, por lo que he logrado captar, el Meme es algo así como un dato sobre tu persona, que puede entregar al resto más información de lo que aparenta ser.

Entrando de lleno a esto del Meme, consiste puntualmente en "coger el libro que tengas más cerca (no el que te guste más), ve en la página 123, ve a la quinta frase, y transcribe el texto, cita autor y obra”.

Démosle entonces:

"Para entretenerme, además de los baños, recurro a las siestas. Leo poco, no me puedo concentrar. Las ficciones ajenas no me interesan; con mi realidad tengo de sobra. En ocasiones, cuando salgo a caminar por los bosques, hablo. Me hablo. Tarareo canciones. Canciones en español. Recito sus estrofas. Ocupan mi mente, me mantienen activo. También escribo. Recurro a mis recuerdos. Aquí no hay mucho que contar. Es una dimensión que no vale, que no afecta.
No como en el pasado".

Libro "Por favor, rebobinar", de Alberto Fuguet.

Todavía me acuerdo cuando compré este libro. Fue cuando tenía 20 años y paseaba por la feria artesanal de Viña del Mar, la que se encuentra al lado del Muelle Vergara. Recuerdo que era verano y que ese pequeño local de libros usados era el único puesto que no tenía público. Yo me acerqué y fue el primer libro que vi. No tuve que buscar más, inmediatamente lo compré.

Justo un año atrás, el verano del 2001, me había leído Mala Onda. El libro me encantó, pese a que muchos de mis amigos detestan a Fuguet. El personaje de Matías Vicuña me dejó intrigado, pues ese joven de 17 años ya había vivido mucho más que yo. Sus experiencias eran "totales" y representa a ese rebelde que todos alguna vez aspiramos a ser.

Reventado, pero "cool", así es Matías. Tenía todo el mundo a sus pies, pero no le importaba. Quedé pegado con el libro y, cuando un cercano me comentó de la existencia de "Por favor, rebobinar", sólo supe que debía ser mío. "Es como la continuación de Mala Onda", me dijeron.

Es verdad que Matías Vicuña no aparece en este libro, pero sí algunos de sus compañeros de colegio e incluso lo nombran un par de veces (a todo esto, "Por favor, rebobinar" está ambientado como 10 años más adelante de Mala Onda).

Recuerdos.... en fin, se supone que este Meme se lo debo pasar a cuatro personas. Espero que sigan con la cadena, porque la encontré bastante interesante.

Se lo paso a:

Una mujer con sombrero
Daniel de Witt
Socióblogo
Sólo Adán

sábado, diciembre 16, 2006

Catarsis colectiva


No me considero un fanático del fútbol y la verdad es que no lo soy. No tengo idea cómo van los múltiples campeonatos europeos, no sé el nombre de todos los jugadores de la selección chilena y tampoco estoy al tanto de las novedades del campeonato nacional.

No quiero dar la lata como esas personas que sólo saben hablar del fútbol (a quienes detesto), pero sí contar una experiencia que está íntimamente ligada con este deporte.

Soy de Colo Colo y, si bien nunca he sido un gran fanático del equipo, sentí que no podía perderme la final de la Copa Sudamericana y ver al Albo -inculcado por mi querido abuelo- salir campeón de América, como alguna vez lo fue en 1991.

Por eso junté los 20 mil pesos necesarios para pagar Tribuna Andes y, acompañado de un amigo, partimos rumbo al Estadio Nacional a eso de las 18.00 del miércoles 13 de diciembre.

Como era de esperar, el estadio ya estaba repleto de punta a punta a la hora que entramos, por lo que tuvimos que quedar muy cerca de la cancha. Como suele ocurrir en los estadios, nos hicimos amigos de diversas personas, dando lo mismo la edad y grupo económico. Lo mejor para matar el tiempo era conversar, reirnos de cualquier situación anécdotica que pudiera pasar y contar la celebración que teníamos pensada para la noche.

La hora avanzaba y ya se acercaban las 21.30, hora del inicio del partido Colo Colo - Pachuca. El estadio poco a poco se comenzaba a transformar en una gigantesca masa homogénea, en que todos gritábamos por Colo Colo, que a esa altura todos sentíamos que "era lo más grande del mundo". El corazón se aceleraba y cuando los jugadores salieron a la cancha, la fiesta de desató.

Todos gritamos de alegría, la euforia era total y se desencadenó una verdadera catarsis colectiva. Los fuegos artificiales alumbraban la noche y cientos de las banderas de Chile y Colo Colo flameaban como si se trataran de miles de hojas de un árbol movidas por el viento de otoño. Ese solo momento valió los 20 mil pesos que costó la entrada. Y durante los 53 minutos en que fuimos campeones de América, pareciera que ningún problema era lo suficientemente grave como para opacar la alegría.

Pareciera ser que todos tus sentimientos de alegría se retroalimentaban con las otras 70 mil personas presentes en el lugar y todo se convertía en un espiral de júbilo que se prolongaba hasta el infinito.

Todos sabemos lo que pasó. Perdimos. No voy a hablar de las irregularidades de la defensa, de que los jugadores estaban cansados, de la dependencia de Matías Fernández o de la maldición del Estadio Nacional. Ese día me fui triste a mi casa, pero ahora, más frío, me quedo con la imagen de la gente feliz. De los niños, los padres, los ricos y los pobres abrazándose por una felicidad en común. Una verdadera catarsis colectiva.

PD: La foto la tomé desde mi celular a los pocos minutos de haber llegado al estadio.

miércoles, diciembre 13, 2006

La herencia del dictador


No quiero pecar de monotemático, pero creo que la muerte del dictador Augusto José Ramón Pinochet Ugarte ha marcado uno de los principales hitos de nuestro país, quizás comparado en importancia al triunfo de los partidos de la Concertación por el No el 5 de octubre de 1988.

Es cierto que han pasado otras cosas mucho más importantes, pero tomando en cuenta que nací en febrero de 1982, deben ser de las más trascendentes que he vivido.

Como pudieron ver en mi post anterior, aborrezco la figura de Pinochet. Principalmente porque mi familia vivió en carne propia la represión de la dictadura y, además, porque desde niño me inculcaron el amor por la libertad y la democracia, que es justamente lo contrario a lo que representa el fallecido dictador.

Entrando de lleno al tema de mi post, viendo las noticias me encontré con el mejor ejemplo de la semilla de odio que plantó Pinochet. Se trata de Luz Guajardo, una viñamarina de 33 años, quien fue uno de los ejes noticiosos de estos días. El día que Pinochet fue internado en el hospital, golpeó a un ciclista que habló contra su "Tata" y le tiró una botella de agua al ex comandante en jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre, además de gritarle "traidor". ¿El motivo? "El ha hecho todo contra el Ejército. En vez de luchar por una ley de anmistía por los militares, no se la jugó y dejó que ellos se pasearan por los tribunales", fue lo que indicó en esa oportunidad (así de cara de raja).

Pero Luz no paró ahí. El día de la misa de Pinochet, unos obreros le gritaron al dictador "asesino". La respuesta de la mujer fue tomar un palo y empezar a destruir la oficina del edificio en construcción ubicada en las cercanías de Escuela Militar. Y que alguien se atreviera a detenerla, pues no tenía problemas en golpear con ese trozo de madera a otro ser humano.

Claramente estamos hablando de una persona enferma, que es capaz de demostrar un profundo odio sólo porque, a su juicio, Pinochet no estaba recibiendo los honores que se merecía. Con Luz Guajardo, se puede observar la verdadera herencia de Pinochet, que es una estela de odio e intolerencia. Finalmente, fueron los seguidores del dictador quienes más destrozos y vergüenza dieron al país en los días del entierro del asesino.

No les bastó con dañar a otros chilenos, sino que agredieron a una periodista española cuando hacía un despacho en vivo, sin provocación previa. Esa imagen dio la vuelta al mundo, y me alegro, para que todos puedan ver la clase de gente de la que estamos hablando.

La otra cara de la moneda

Los seguidores de Pinochet dirán, para defenderse, que los de izquierda también han generado múltiples desórdenes, tanto en tribunales como en la vía pública. Yo les respondo que esas personas están luchando contra quienes asesinaron y torturaron a sus esposos, padres e hijos. ¿Se puede comparar? Creo que no. El odio nunca es bueno, pero estos militares se lo han buscado.

Los familiares de Detenidos Desaparecidos y de Ejecutados Políticos se han organizado y no sólo aparecen para las manifestaciones, pues también han realizado variadas actividades culturales, a las cuales he asistido y simplemente no he podido evitar llorar. No me imagino perder de esa manera a un familiar y, si así fuera, no les quede duda que sería de los principales seguidores de los asesinos.

Uno cosecha lo que siembra. En el caso de Pinochet, ahora se están viendo los frutos, como por ejemplo Luz Guajardo.

lunes, diciembre 11, 2006

Carta abierta a Augusto Pinochet


Augusto:

En estos momentos te deben estar haciendo la fiesta de bienvenida. Entre los invitados deben estar Stalin, Franco, Hitler y otros tantos. Así será tu nueva vida en el infierno, mejor que te vayas acostumbrando a tus nuevos compinches.

Por fin yo y Chile tenemos algo que agradecerte: que hayas muerto. Finalmente podremos librarnos de tu imagen bestial que por más de 30 años nos atormentó en la vigilia y en el sueño. No te bastó con demacrar la democracia y nuestra Constitución, sino que tuviste que dividirnos. Tus macabros actos hicieron una muy profunda herida en nuestro país, que hasta hoy tenemos abierta y sangrante. Quizás debe ser una de tus pocas entretenciones en la tierra de Satanás, ver como nos peleamos entre compatriotas.

No te bastó con robarnos nuestra alegría y espontaneidad, sino que tuviste que apoderarte además de nuestro dinero. Cosa que descubrimos con la investigación del caso Riggs (¿te acuerdas de Daniel López?). Ya a todos nos parecía extraño que una persona con el sueldo de presidente y de comandante en jefe del Ejército tuviera tus autos, tu mansión en Lo Curro, tus parcela Los Boldos y tantas cosas más.

Creo que ni siquiera vale la pena seguir escribiéndote líneas. Espero que puedas pagar en el más allá todos los horrores que cometiste, ya que aquí no fuiste lo suficientemente hombre para enfrentar a la justicia.

En resumen, eres un asco de ser humano.

Mis saludos, Sólo Felipe.