miércoles, septiembre 06, 2006

Batman... por no decir Bruno Díaz

Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos.
Winston Churchill


Se dice que los hombres dueños de gatos o son maricones o son villanos. Yo, que tengo una de estas mascotas, no me considero ninguno de ambos.

Desde chico me han gustado estos animales, no me pregunten porqué. Y creo firmemente que quienes dicen esta afirmación están sumergidos en la completa ignorancia, pues no saben lo que verdaderamente significa tener un gato. Estos felinos, a diferencia de su más cercana competencia (los perros), se caracterizan por ser inteligentes e independientes. Con un canino, basta que le des diariamente su comida para que se mantenga a tu lado. En cambio, con un gato debes crear una verdadera relación. Si a tu gato lo dejas de pescar, no debería ser extraño que un buen día no aparezca más por tu casa.

El común de la gente piensa que esta mascota es interesada. No pueden estar más equivocados, pues los gatos se caracterizan por demostrar un profundo afecto, como lo demostraré más adelante con mi experiencia. Dentro de las mascotas caseras, la relación hombre-gato es la más parecida que puede existir entre dos seres humanos.

Bruno

Como dije antes, desde pendejo me han gustado los gatos. Creo que su astucia, constante instinto de caza y misterio me conquistó mucho más que la cara "de nada" que poseen los perros. Así fue como, a muy temprana edad, logré convencer a mi mamá que me dejara tener una de estas mascotas. Era una época en que Batman era mi superhéroe favorito, por lo que no dudé en aprovechar mi apellido para tener a una versión de Batman casera (cabe recordar que el verdadero nombre de Batman en inglés es Bruce Wayne y que al español fue traducido como Bruno Díaz).

Este animalito, del cual no tengo ninguna fotografía, estuvo conmigo cerca de tres meses. Creo que yo tenía cerca de ocho años y nunca dimensioné la enfermedad que tenía: epilepsia. Así fue como, tras reiteradas idas al veterinario, tuvimos que finalmente sacrificarlo. Todavía me acuerdo de las palabras de mi mamá, cuando llegó llorando ese día. "Nunca más tendremos un animal", dijo.

Tuvieron que pasar algo así como 15 años para que otro gato pisara mi casa. Llegó de regalo y la verdad no pude decir que no. Sé que va a sonar entero de maricón, pero me conquistó desde que lo vi. Tenía que pensar en un nombre, sólo uno se me vino a la cabeza: Bruno.

Obviamente que en mi casa nadie lo quiso en un comienzo, pero con sus juegos se ganó a todos. Siempre regalón, Bruno puede ser también un gato muy enojón. Si algo no le gusta, no duda en tirar un arañazo. He aquí otra de las grandes diferencias que existen entre los gatos y los perros. Los primeros tienen carácter, mientras que los segundos no.

En los tres años que tengo a mi gato, hemos vivido demasiadas historias. Se convirtió en alguien más de la familia. Lo queremos igual, sea odioso o no. O como dijo Jim Davis: "Los gatos saben por instinto la hora exacta en que van a despertarse sus amos, y los despiertan 10 minutos antes".

2 Comments:

Blogger socióblogo said...

Toda la razón. Los gatos son finos y orgullosos; lástima que el pelo de gato me de alergia, jajaja.

Los admiro a la distancia.

7:46 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Los gatos son bacanes.....llevo 29 años rodeado de gatos y, la verdad, espero que nunca me falte un gato a mi lado, porque son especiales.
Por algo han sido venerados y odiados: nadie permanece indiferente ante la presencia de estos animales tan especiales.

7:52 p. m.  

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