Deben ser muchas las cosas que marcan a las personas. Algunos son músicos, otros deportistas, otros intelectuales, otros cinéfilos, etc., etc. Y justamente pasa por ahí mi problema: soy todas esas cosas, pero en el fondo ninguna.
Ya en colegio me gané el apoyo de Homero Simpson, porque me daba por una cosa a la que me dedicaba al 100%, pero más rápido que la despedida de Pinilla del fútbol, lo dejaba botado para comenzar otra empresa todavía más ridícula. Algunos dirán que es normal, que todo niño siempre está buscando un lugar al que permanecer y probar sus habilidades. Tengo 25 años y sigo prácticamente igual. Claro que han cambiado algunas cosas, pero la escencia es la misma.
A continuación, algunas de las empresas que he comenzado y que, más temprano que tarde, he dejado botada. Trataré de hacerlo cronológicamente, pero han sido tantas que seguro olvidaré más de alguna.
(Cuando lean esto, por favor imaginen de fondo la canción Judy is a punk de The Ramones)
1.- Rapero que no le gusta el rap.
2.- Karateca, hasta que mi Dojo ya no estaba a una cuadra de mi casa.
3.- Especialista en Yo-Yo (nada más que decir).
4.- Músico "sin dedos para el piano".
5.- Futbolista, hasta que el entrenador del colegio me echó del equipo POR MALO.
6.- Profundamente religioso, hasta que comencé a usar mi cabeza.
7.- Ultraizquierdista, hasta que comprendí la frase "el dinero no hace la felicidad, la compra hecha".
8.- Tenista, hasta que el "Chino Ríos" pasó de moda.
9.- Jugador de Roll que jugó mil veces y nunca entendió el juego.
10.- Jugador de Magic, ídem que el punto anterior.
11.- Fanático de la japoanimación (todavía me queda algo de eso).
12.- Jugador de Bowling.
13.- Snowboarder, hasta que comprendí que era irracional gastar 40.000 pesos por cada subida (ya había gastado 600.000 en equipamiento).
14.- Motoquero sin moto.
15.- Corredor de vehículos (especialmente Cuarto de Milla) con un Elantra 1994 que, si tengo suerte, enciende.
Creo que puedo seguir infinitamente. Quizás mi gracia es justamente eso, ser un "maestro chasquilla". O sea, un mar de conocimiento, pero con la profundidad de un metro. En el fondo me hubiera gustado dedicarme a una cosa y hacerla extraordinariamente bien. Ahora no estoy en nada... quizás qué tontera se me ocurrirá más adelante.