Marcando el tiempo II
Sigamos con las escenas que me marcaron a eso de los fines de los '80 y principio de los '90.
"¡Dragooooo!"

La vida y sus extremos
"Mierda, si mis viejos no atinan me voy a la concha de su madre". Algo así tuvo que haber pasado por la mente de Marty McFly cuando estaba en la fiesta "El Encanto bajo el Mar" de la secundaria de Hill Valley en 1955.
Back To The Future (1985) se convirtió en una de mis primeras películas favoritas. Tenía todos los ingredientes que le pueden gustar a un niño de cuatro años: acción, suspenso, ciencia ficción y el Delorean capaz de viajar por el tiempo. Claro que el clímax de la película ocurre cuando el auto viaja en el tiempo luego que lo golpea un rayo eléctrico, pero sin duda el momento en que Marty se sube al escenario y toca la canción Johnny B. Good debe ser el mejor momento de la cinta.
Pero ni hablar que las partes que me traumaron, como por ejemplo que la madre de Marty se le tire y le de un beso. ¿Besar en la boca a tu mamá? No creo que a los cuatro años haya sido capaz de comprender la dimensión de esa aberración.
Cuatro supernovas.
"Tendremos que cruzar los rayos"
Los "Cazafantasmas" (1984) son, lejos, mis héroes favoritos no tradicionales. Cuando era niño soñaba con ser parte de este grupo de cuatro freaks fumadores que lucraban atrapando a cuanto fantasma se le cruzara por delante.
El año que más rayé con esta película tuvo que haber sido alrededor de 1987. Era navidad y yo en cama recién operado de apendicitis. Fui a la casa de mi abuelo para ese festejo y mientras escuchaba a mis primos y hermano jugar por la calle con sus nuevos juguetes, yo acostado viendo los Cazafantasmas. Como estaba tan deprimido, a eso de las 22.30 mi mamá fue a verme y me dijo que el Viejito Pascuero se había adelantado. Me pasó un gran caja, que dentro estaban los cuatro cazafantasmas en juguete. Pasé las 12 viendo la película y gozando de mis nuevas adquisiciones.
Una de las partes que más llamaba mi atención era "el cruce de rayos" que hacían al final y que debía destruir al Hombre de Malvadisco.
3.598.448 estrellas.
An american tail
Con el ratón Fievel tuve mi primera lágrima cinematográfica. Es que la película Un cuento Americano (1986) era lo suficientemente cebolla como para lograr este efecto. Si bien en la niñez no eran más que unos lindos "monos animados", hoy me doy cuenta del profundo contenido social que tenían.
Fievel era parte de los Ratonovich, una familia judío-rusa que partía a América en busca de un mundo mejor, representado por un continente sin gatos. O no recuerdan la canción "Porque no hay gatos en América y las calles de queso son...". Pero al llegar el nuevo continente, se ven forzados a trabajar por un miserable sueldo y a vivir en condiciones de extrema pobreza. Una fuerte crítica a la realidad de los inmigrantes.
Y como todos saben, Fievel se pierde en el camino al continente, tiene muchas aventuras y finalmente se reencuentra con su familia. Hasta hoy si escucho la canción Somewhere Out There me da un escalofrío por la espalda.
Cinco cometas Halleys.
"ET, mi casa"
Esta película es otro ejemplo de lo freak que tiendo a ser. Cuando todos hablan de ET, el Extraterrestre (1982), a todos les aparece una expresión de ternura en su rostro. "Que lindo, era tan tierno". Para mí, este personaje me producía más incomodidades que otra cosa.
Hasta hoy no soy capaz de perdonarle a Spielberg que haya revelado tan poco de la misteriosa cultura de este extraterrestre. Tenía poderes sobrenaturales y usando unos cables y un paraguas era capaz de construir un radiotransmisor que se comunicaba a una distancia de millones de años luz.
No lo sé, pero ET nunca me generó confianza. Bajó del cielo, murió y volvió a la vida. Quizás ET era una nueva versión de Jesús, pero más feo y más chico. Igual siempre soñé con volar en bicicleta como ese niño amanerado.
Dos media lunas.
Grease
Grease (1978) fue un gusto adquirido. Mi madre hasta hoy la encuentra su película favorita y, a mitad de las '80, se consiguió el VHS que me hacía ver con ella una y otra vez. Al principio la odié, pero me di cuenta que si seguía aborreciendo a esta cinta me terminaría por volver loco, así que obligado a gustarme.
Lo que hasta hoy no entiendo es cómo que todos creíamos que esos estudiantes tenían en realidad 18 años. Travolta ya era viejito y tuvo que estar cerca de los 30 cuando grabó la película. Además, todos los escolares eran cantantes y bailarines profesionales. Da lo mismo, igual era buena y las canciones pegajosas.
Tuvieron que pasar años para que comprendiera el significado de la letra "Summer nights". Es notable, el tipo le cuenta a sus amigos que le hizo de todo a la mina que conoció en el verano, mientras que paralelamente la joven cuenta que él era muy tierno, tomaban limonada y se quedaban afuera hasta las 22.00. Más de alguna vez he pillado a un amigo contando una versión moderna de "Summer nights".
Cinco estrellas de Belén.
PD: Para la otra, continuarán mis escritos cinéfilos.